Hoy en día es difícil retener un talento, si no logramos fidelizar al colaborador con la empresa. Actualmente, vivimos en un mundo VUCA, un mundo en el que hay estímulos que nos distraen permanentemente, en donde estamos más expuestos a temas de lo que sabemos cada vez menos y como consecuencia, lo que no conocemos, lo imaginamos.

Atraer profesionales y mantener vigente su atracción por la empresa, tanto para la persona como para la organización, es muy difícil. En ese caso, retener un talento implica tiempo para dotar de herramientas a un colaborador apto, dispuesto, capaz, que tiene facilidad para que las operaciones de la empresa funcionen mejor.

Es fundamental que el colaborador crea en el proyecto, en el propósito, y se haga dueño de este. Y que tenga claro que la toma de este proyecto demandará la búsqueda constante de información y tiempo, implicando esfuerzo tanto por el colaborador como por la organización.

La comunicación debe ser primordial y honesta entre las empresas y sus talentos, esto puede resultar en un vínculo sano y constructivo. Aquí aplica la identidad corporativa, la identidad de un proyecto, ya que se define hasta donde somos reconocibles, confiables y creíbles. Planteando una identidad se evita que el colaborador sienta que el proyecto que compró no es el mismo de aquel en el que está embarcando.

Los objetivos deben ser claros, la métrica de los indicadores de performance debe ser de una precisión que no admita dudas, debido a que se trata del contrato de las personas y lo que esperamos de ellas en la organización. A esto se le suma la búsqueda de desafíos y de organizaciones que estén a la altura de los talentos.

 

El impacto de la tecnología y la libertad de hacer

Los talentos buscan entornos libres para desarrollarse, porque confían en su talento, en su preparación. A esto se le suma la situación que nos tocó vivir, confinados, en donde la libertad se potenció aún más.

Al hablar de tecnología se habla de las capacidades de los colaboradores. Conceptos como Reskilling y Upskilling pasaron a ser fundamentales para las empresas que buscan entender, formar y retener talentos. Las empresas deben enfocarse en formar y entrenar a los colaboradores, en vez de priorizar un posicionamiento en el mercado. Esta acción multiplicaría el impacto positivamente dentro de la compañía y generaría una cultura en el equipo.

La tecnología hoy en día es la herramienta más poderosa que encuentra la libertad para expresarse.

 

La importancia de la marca empleadora

La marca será más relevante siempre y cuando la cultura corporativa sea más fuerte y distintiva, eso lo hacen las personas que la conforman.

Conocemos la situación que se vivió por la covid-19, situación que suspendió el efecto placebo que significan los viajes corporativos, las oficinas, los comedores, los almuerzos, las reuniones con los colegas, etc. Estas situaciones en donde los colaboradores compartían fue cancelada hace casi más de un año. Por ello, construir un vínculo entre las empresas y sus colaboradores se torna más difícil, ocasionado la pérdida de potencia de las empresas, siempre y cuando no se resuelva el problema del cambio abrupto.

 

Decisiones compartidas y la importancia de explicar el porqué de las cosas 

Las decisiones y los logros deben ser alcanzados y compartidos entre todos los miembros de la organización, las políticas top down son vistas como imposiciones y tienen una mínima probabilidad de trascender. La pandemia aceleró y profundizó esta tendencia.

En el proceso de llegar a las decisiones trascendentes, los empleados exigen saber el porqué de los cambios, la razón por la que se hacen las cosas. Para eso es necesario que los colaboradores estén capacitados y con un entrenamiento adecuado que les permitan hacer las preguntas correspondientes y desafiar la necesidad de los cambios.

 

El valor de la diversidad

Antiguamente, se buscaban perfiles similares, lo más parecidos posibles a un patrón predeterminado. Eso ha cambiado y hoy en día se valora la versatilidad y diferencialidad de cada colaborador. La versatilidad es un valor agregado que tienen y pueden tener las organizaciones, pero que se crean, desarrollan y mantienen los propios colaboradores.

En NEORA sabemos la importancia del talento, siendo este la aptitud, la capacidad, el comportamiento innato favorable a que las operaciones salgan bien, pero fundamentalmente se trata del entrenamiento, la experiencia y el uso de herramientas necesarias y adecuadas para aportar valor a una organización. Por todo ello, es importante desafiar, transformar y anticiparse a un mundo que cambia, no aferrarse a una metodología que no garantice el éxito de una empresa.

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